Cuando existe obesidad o sobrepeso, es necesario bajar de peso mediante un tratamiento integral que garantice una pérdida a largo plazo y de forma progresiva, teniendo en cuenta todos los factores del paciente: grado de sobrepeso, tipo de alimentación, nivel de actividad física, motivación para cumplir el tratamiento…
Perder peso es, por encima de todo, una cuestión de salud.
Una buena dieta de adelgazamiento es una de las maneras más eficaces de reducir el sobrepeso. Además de bajar kilos, durante todo el tratamiento, la dieta ayuda al paciente a adquirir buenos hábitos alimenticios que perdurarán a lo largo de toda su vida.
La mejor dieta de adelgazamiento no es la que elimina más kilos en menos tiempo sino que es aquella que educa para no volver a ganarlos.
Antes de abordar una dieta para adelgazar, es importante tener muy claros los siguientes puntos:
-
“Un poco significa mucho”. Una pérdida del 5-10 % del peso del paciente aporta grandes beneficios a su organismo, además de mejorar notablemente su aspecto.
-
Una pérdida excesivamente rápida no es sana ni realista.
-
La depresión y la dieta son incompatibles, no se puede llevar a cabo una dieta de adelgazamiento hasta que se haya solucionado la depresión.
-
Debe tenerse en cuenta que el tratamiento es a largo plazo y que lo que se pretende conseguir es un peso adecuado según los criterios de diagnóstico, y no necesariamente el peso que el paciente haya idealizado.
-
Una dieta de adelgazamiento siempre debe estar supervisada por un médico o nutricionista que dará las pautas a seguir y controlará en cada momento que se realice correcta y saludablemente.
Y estos son una serie de consejos para seguir una buena alimentación, durante una dieta de adelgazamiento:
- Comer alimentos con poca grasa.
- Reducir en consumo de azúcar.
- Repartir la alimentación en 5 comidas al día
- No alternar períodos de ayuno con comidas abundantes.
- No comer entre comidas.
- Comer sentado, despacio y masticar muy bien los alimentos.
- Disminuir el consumo de carnes rojas y aumentar el de pescados.
- Consumir verduras y hortalizas en abundancia.
- Tomar de 2 a 3 piezas de fruta al día, evitando las de alto contenido en azucar.
- Beber abundante agua, unos 2 litros al día.
- Evitar o limiar el consumo de alimentos fritos.
- Evitar platos preparados o precocinados.
- Retirar toda la grasa visible de las carnes o la piel del pollo antes de cocinarla.
- Cocinar a la plancha, grill, horno, cocción al vapor, papillote o microondas.
- Para preparar salsas utilizar yogures desnatados, especias, vinagre y poco aceite.
