Una abdominoplastia es una cirugía estética abdominal, que devuelve la firmeza perdida dependiendo del problema del paciente, ya sea exceso de grasa o de piel.
La abdominoplastia puede ser completa o reducida, y es el cirujano quien aconsejará al paciente cuál de las dos opciones es la más apropiada para su problema.
Se suele realizar después del parto o cuando por cambios bruscos de peso, la piel ya no queda firme. La operación puede durar hasta 2 horas y comienza con la extracción de la grasa del bajo vientre. Luego se tensa la pared abdominal reduciendo la distancia entre los músculos abdominales.
Suele aplicarse anestesia general y el paciente suele estar ingresado uno o dos días. Los riesgos son los mismos que en cualquier otra operación quirúrgica: flebitis, riesgos relacionados con la anestesia, infecciones…, aunque si el seguimiento pre y post operatorio es correcto, lo normal es que no haya ningún tipo de problema.
Un seguimiento regular después de la cirugía es esencial durante al menos un par de meses y cada 15 días. Con ello se garantiza una correcta cicatrización y evitar riesgos de infección. Además se recomienda una faja de contención durante un par de semanas y tomar analgésicos, antibióticos y anticoagulantes prescritos por el cirujano.
La reincorporación a la vida laboral suele programarse entre los cuatro y quince días siguientes a la operación. La actividad física no se podrá retomar hasta al menos un mes después y siempre de modo suave.
La cicatriz de la intervención queda en la zona del pubis siendo más o menos larga en función del tipo de intervención. Queda disimulada bajo el bikini o bañador. Al principio será rosada y poco a poco se irá aclarando y haciéndose más fina.
Los resultados son muy satisfactorios, mejorando estéticamente el abdomen y levantando la autoestima del paciente.